El X'men





Cuando se habla de Medicina Tradicional Maya surge la imagen del "Brujo" que te hace limpias y te "barre" con plantas para curarte el mal de ojo. Algunos podemos ver al X'men misterioso y sabio que aplica extraños conocimientos relacionados con las plantas y con las palabras rezadas para aliviar los males de la gente.

También puede venirnos a la mente el manipulador de huesos y músculos que aprendió el oficio de oídas y, aunque sea eficaz en su trabajo, cuando lo hace ante los ojos del Blanco al mismo tiempo es admirable y sospechoso.
Sin embargo, la Medicina Tradicional es un conjunto de conocimientos y prácticas de sanación y armonización bioenergética basados en una ciencia oculta al público, que se ha preservado en el silencio y protegido por la discresión de la gran familia maya. Sus bases se encuentran en la preservación y el cuidado, en la práctica de una verdad surgida de "La manera correcta de vivir", en armonía con el todo, con todos. La salud está ligada al espíritu y el espíritu sólo tiene su poder si es alimentado por la energía venida de la voluntad de que exista. Así es como el Gran Espíritu subsiste y es eterno, cada generación lo alimenta con su pensamiento, con su deseo convertido en voluntad, en acto, de que es verdad que existe un mundo mejor para todos nosotros, sin tener que sacrificar con sangre ni piedras filosas para que los dioses nos perdonen el crímen de enaltecernos ante ellos a partir de nuestra soberbia y no de nuestra divinidad compartida como creaturas del Hunabkú, del gran movimiento.
Cuando el X'men mueve los elementos, lo hace sin alterarlos, reorganizando su esencia en el cuerpo y la mente de su paciente mediante sonido, palabra, movimiento y alimentación, para que con la ayuda de la terapia (liberar, despresurizar, desbloquear, aligerar...) pueda encontrar su equilibrio y su felicidad en la vida. Es lo mismo que se busca con los rituales colectivos a la Tierra. Mediante el sonido (música, instrumentos de poder), el aroma (sahumerio), la vibración (voz y movimiento) pero sobre todo, con la intención, se trabaja a nivel energético para que el ambiente se sane y el ecosistema se fortalezca. La intención y la presencia hacen el mismo trabajo.
El trabajo visible del X'men es la manifestación de una sabiduría y un pensamiento médico que parte de las enseñanzas que el orden del universo le regala a quien se ponga a mirar las estrellas con ganas de entender, de comprender, de vivir la experiencia de estar integrado con el gran movimiento, conocido metafóricamente como Hunabku.
Ese ciclo eterno en el que vamos moviéndonos, es lo que ha sido observado desde tiempos que son inmemoriables para esta humanidad, nacida mucho después de las grandes tragedias que nos pusieron al borde del exterminio. Ni siquiera recordamos venir del olvido de esos tiempos en los que se movió la tierra y todo fue como si una gran serpiente, un dragón enardecido, danzara con la muerte.
La observación cósmica derivó en conocimientos concretos de cómo funcionan los ciclos vitales del planeta: en el inframundo de las cuevas, en la superficie de la tierra, en el agua, en el cielo, en el espacio.
Fueron muchos siglos, milenios, de llevar cuentas, de guardar para los que vienen las verdades del cielo que alguna vez iluminaron los caminos de pueblos que no quisieron borrar de su mente los hechos. Cuando se quemaron los libros también murió el testimonio directo, la verdad oculta en los símbolos. Sin embargo la otra parte de la transmisión de conocimiento no fue tocada.

Los nuevos chilames, los X'menes, los sabios y entendidos, los cantores, todos han sido educados por la palabra, con el eco de pájaros que alguna vez guiaron a nuestros pueblos hacia los lugares donde volvió a nacer la flor y el canto. Así el X'men es quien trae el fuego de la tradición entre sus manos, quien la modela y la impulsa, quien mantiene sano a su pueblo para que tenga siempre la fortaleza de servir a los creadores, a los formadores, a quienes nos han dado y proveen el sustento.
Esa ciencia ha curado siempre al pueblo maya, aunque ha caído en manos de farsantes, de escarabajos con doble rostro que repiten los actos sagrados, los rituales secretos despojados de sentido para venderle al mejor postor la ilusión de una cura que no puede venir de su alma envilecida.
Nuestra ciencia secreta no ha tenido amanuenses, aunque practicantes hayan suficientes para curar los árboles podridos, reparar los gajos y abonar la tierra donde las ceibas siguen dándose para beneplácito del cielo. Y esa falta de un código escrito ha sido también un argumento para mantenerla a raya, señalada con una mano, golpeada con la otra, hipócritamente aplaudida con la yema de los dedos.
La Medicina Tradicional Maya tiene un sistema de diagnóstico que implica un código semántico, basado en un conjunto de signos que representan factores climáticos patológicos en el cuerpo humano y que al ser leídos en conjunto pueden ser interpretados con base en una diferenciación de síndromes que se ordenan por colores, sabores, olores, sonidos.
De esta manera, el diagnóstico del sanador maya se basa en una lectura del cuerpo y sus manifestaciones, tanto positivas como negativas para determinar en dónde se encuentran los bloqueos energéticos que causan desequilibrios funcionales que derivan en enfermedades graves y padecimientos crónicos. La práctica clínica de la Medicina Tradicional Maya está diseñada para trabajar en tres niveles del cuerpo: el exterior, la superficie y el interior. Un tratamiento completo, un curso, un ciclo, un Helpahalhab como le oí decir a un sabio anciano de san Antonio.
Un ciclo de transformación en el sentido más profundo, no un cambio de ropa; esta transformación, helpahal, es iniciática y en ese sentido es como la evolución del héroe cultural de los pueblos mesoamericanos: el Maíz joven, nutritivo, el que da la fuerza y el vigor, con el que se preparan las bebidas aquellas que levantaron la carne y los huesos de quienes sobrevivieron al desastre y esperaron en la oscuridad la llegada del amanecer.


Ahora lo sabemos, y la medicina tradicional maya es también una herramienta de sanación para todos, un sistema que puede estudiarse si se encuentra al maestro o los maestros, porque hay que caminar mucho para ir recopilando datos y viendo prácticas, aprendiendo a curar se sana.
De este modo, el estudio de textos como el Ritual de los Baca'obs, resulta fundamental, siendo el equivalente al estudio de los libros antiguos en la cultura médica china. La astronomía juega un papel fundamental porque puede marcar el éxito o el fracaso de una curación, por ejemplo cuando se hace a nivel linfático. Conocer los ciclos lunares permite elegir el momento más adecuado para que el cuerpo pueda recibir ciertos estímulos relacionados con el movimiento de las aguas a través de sus filtros.
Lo mismo sucede con las plantas, elegir el momento adecuado de su cosecha o su siembra determina el poder de curación que tendrán sus componentes químicos involucrados en las recetas que se usan para curar. Y la relación de la tierra con los planetas es muy importante para la agricultura, hay ciertas conformaciones planetarias que movilizan energía patógena en las esporas de plantas como el maíz y el trigo, el arroz. Y en la medicina tradicional se utilizan para conocer el temperamento y el metabolismo del consultante.
En la ciencia médica maya, ejercida desde la tradición, nada está librado al azar, cada uno de los elementos rituales es parte de un acto de sanación: el sahumar es limpiar, el alcohol y el tabaco purifican el ambiente, los rezos concentran la mente y disponen una actitud en el sanador.
El siguiente paso es trabajar con la superficie del cuerpo con el masaje, las ventosas, los baños, el jup y el tok (acupuntura maya), la miel, la leche, los empastes, la tierra, arena, piedras y todo lo que pueda estimular de alguna manera el cuerpo a través de sus dermatomas.
El último, es el trabajo con el interior del cuerpo usando extractos, los pozoles curativos, las micro dosis, los jarabes, las cápsulas, los tés y las infusiones, todas las formas en las que sustancias vegetales entran al cuerpo y actúan a nivel celular, en el nivel más profundo de nuestra materia física.
Los diversos espacios, estructuras y sistemas en los que trabaja a nivel físico la Medicina Tradicional Maya están conectados funcionalmente: la energía que nos cubre, la energía que protege la superficie de nuestro cuerpo, tiene dos fuentes: la masa corporal por sí misma que genera un calor que protege de virus, bacterias y otras entidades patógenas y los nutrientes que la alimentación provee.
Así que el producto del trabajo directo del sistema digestivo se refleja en nuestro sistema de protección externo; y el poder con el que el sistema digestivo trabaja viene también de dos fuentes: la masa corporal y de los nutrientes. Sin ellos, la masa corporal no podría sostener mucho tiempo el cuerpo erguido, apenas lo que su propio contenido energético permita. Así también lo expresa el pensamiento de la Medicina Tradicional China, por cierto.
De esta manera, la Medicina Tradicional Maya se relaciona con la alimentación adecuada para el cuerpo, la necesidad de comer se convierte en un acto de poder, al alimentarnos adquirimos la energía de otro organismo vivo. Y en la comida está también la medicina.
La Medicina Tradicional Maya es un sistema de sanación con una estructura de diagnóstico que tiene a su vez un corpus de interpretación de signos, basado en una diferenciación de síndromes clasificados y una práctica clínica que incluye el masaje, la herbolaria, las ventosas, el uso de calor, tierra, agua, aceites esenciales y hasta el soporte espiritual y la guía, cuando es el caso. El trabajo del X'men en estos tiempos tiene un fuerte y ávido adversario sobre sí: la moda de la medicina tradicional. La búsqueda de métodos efectivos de sanación han hecho que una gran cantidad de farsantes se pongan los trajes de xamán y engañen a la gente con sus payasadas. Como sucede en una gran cantidad de spas que venden la imagen de la medicina alternativa y la curación natural pero no dan nada a cambio de las grandes cantidades de dinero que pagan las personas ingenuas y necesitadas de sanar o aliviar sus padecimientos. Este es el tiempo del X'men, del sanador; y ellos tienen el conocimiento de la forma correcta de vivir, una que tiene que ver con lo que comes, con lo que piensas, con lo que haces.
El concepto de Medicina Tradicional podría definirse como la práctica de sanación que trabaja con productos naturales sin ser desdoblados y procesados industrialmente en laboratorio para obtener sus poderes curativos, así como la práctica general de técnicas no invasivas para promover la homeostasis del organismo en general.
Una medicina del futuro que viene de tiempo inmemoriales, que ha guardado su conocimiento oculto en la naturaleza y el cielo. Las puertas de entrada custodiadas por los X'menes son los códices, la orientación de las ciudades antiguas, los cuentos de mitos que guardaron la ciencia oculta en la memoria de los niños.
Pero sólo con la práctica de la sanación, con la orientación del X'men, es posible adentrarse en ese universo tan vasto que nos enseña a volver al equilibrio natural, que nos reconcilia con una manera correcta de vivir que fue enseñada en esta y otras tierras por los antiguos señores toltecas, los de la escritura, los de la sabiduría y los del conocimiento ancestral, kawabiles, señores de la existencia, X'men.